Archivo de la categoría: bravonel

«Bravonel y las noches de cine en El Tamarindo»

Corrían los años setentas cuando Chavo, el hermano de Bravonel se fué a trabajar al Tamarindo, Flavio Ramirez rentó una panadería que estaba a media cuadra de la plazuela por la calle principal del poblado, la casa era de ladrillos y tejado pero el piso era de tierra, el horno de mediano tamaño, seguramente para unas cuarenta hojas, y digo hojas porque todas o casi todas las panaderías empleaban las hojas de las latas de manteca y de polvo para hornear, ya que por esos años eran de uso común en dichas materias primas y salían dos hojas de cada bote y obviamente eran más económicas que comprar charolas, éstas últimas eran utilizadas para acomodar el pan y ponerlo en el mostrador.

LOS OLVIDOS DE BRAVONEL

 «Un domingo de feria»
Era el mes de abril un domingo cualquiera, cuando las amapas florecen anunciando la primavera y en las tierras se ven campesinos cosechando el producto de su siembra bajo el sol, protegidos con camisa de manga larga, sombrero de palma y pañuelo anudado al cuello. La jornada nocturna en la panadería había terminado a las cinco de la mañana y los panaderos se retiraban a dormir, la mañana fresca aún, había gentes en la calle rumbo al mercado.

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LOS OLVIDOS DE BRAVONEL

«Jueves santo, rio San Pedro»
Toda la ribera del rio desde el puente del ferrocarril que también sirve para conectar al poblado del 80 con Ruiz, hasta el bajadero de la bomba de agua donde los carros de mulas de don Rodolfo Salcedo y sus hijos; Chuy, Celso y luego Rodolfo Jr, cargaban arena, piedra y tierra lama, conoció el mentado Bravonel caminando a pie y acompañado siempre de sus amigos del barrio cuando iban a pescar o simplemente a bañarse en sus todavía, limpias y cristalinas aguas, allá por los setentas, el rio, hasta la fecha sigue siendo punto de reunión de muchas familias en temporada de calor, semana santa, el primero de mayo y los días de descanso, que en Ruiz son los jueves, día en que el comercio cierra y los empleados descansan. ¡El rio San Pedro! Si hablara, cuantas cosas contara, cuantas dichas, cuantos pesares quedaron en sus milenarias piedras, en sus playas arenosas, en sus aguas que susurran historias.

LOS OLVIDOS DE BRAVONEL

 «Bravonel y El Neptuno»
El casco del Neptuno se sacudió con tal vibración, que semejaba un bramido surgido del fondo del océano, despertando al gigante dormido. Soltó amarras y la proa apuntó hacia el canal de navegación, que lucía como dia de fiesta, en el muelle muchas manos al viento, decían adiós a los marineros, que alegres hacían maniobras sobre la cubierta de las naves, con la esperanza de retornar en un mes o dos, con las bodegas repletas, lo que les permitiría pagar las deudas contraídas en tres meses de «piojillo», como le llaman al tiempo establecido para la veda del camarón de alta mar.

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