LOS OLVIDOS DE BRAVONEL

«Por los paredones del río»

El río de Ruiz, era por los 70” y puede ser que mucho después, el lugar de reunión de muchas familias que ante la falta de agua entubada tenían la necesidad de ir a lavar al río, era todo un espectáculo ver la playa de piedra, los sauces y los alambrados que circundaban las tierras de labranza llenos de ropa tendida secándose al sol, la llegada al río tenía que ser temprano pues había que ganar el mejor lugar y la mejor piedra que serviría de lavadero.

A mediodía, se veían pequeñas lumbradas atizadas con leña de pequeños arbustos en donde las mamás calentaban sus tacos de arroz, frijol, papas y chorizo, luego la sobremesa, la plática y antes de caer el sol, la recolección de la ropa olorosa a jabón y regresar a los hogares con las mejillas chapeteadas por el sol y los pies llenos de fina tierra blanca, y era caminar por un ancho camino que era transitado por vaqueros, campesinos y carros de mulas que fleteaban arena y grava de la playa del rio. Hay tres caminos hacia al río que conoció Bravonel; el de Achota por la calle Huitzilopochtli, es el que pasaba por frente a la Toma de agua, luego torcía por unos paredones de tierra roja y pasaba por La bomba, seguía bordeada de hüinoles, huizaches y jarretaderas (hoy allí están las ladrilleras), pasaba por el camino entre tabacales, siembras de sandía, melón y jícama y se bajaba por los paredones de tierra lama poblados de guamuchiles, capulines y cuatantes. Otro de los caminos está por la calle Puebla, más allá de la escuela Rey Nayar, que baja por el lado izquierdo del panteón hacia la parte honda del río donde estaban los «juaniquiles», de donde muchos nos descalabramos echándonos clavados a las profundas aguas del San Pedro, luego está el otro bajadero por la antigua gran higuera, por las vías del tren hacía el puente que comunica con el poblado del 80, por el lado derecho del panteón, anteriormente junto a la gran higuera estaba la última casa de Ruiz y allí un señor vendía el mejor tepache de cáscara de piña. Tres eran los caminos con sus bajaderos al río, pero Bravonel en su infancia solo conocía el de Achota porque su calle era una de las pasadas de los carros de mulas que iban a diario a sacar arena y piedra para la construcciones y el empedrado, se recuerdan a los viejos carretoneros; don Rodolfo Salcedo «El chivas» y sus hijos, «El Góndulas», y de las últimas generaciones, a su amigo el popular Tereso Bretado. Por ese camino un aciago día Bravonel se llevó el susto de su vida y razón por la cual nunca osó treparse a un animal de cuatro patas, el tío Agustín (hermano de la mamá de Bravonel) había llegado de Mexquitic, Jalisco y a su paso por San Juan Peyotan, Nayarit se robó una buena mujer llamada Leonarda, al llegar, don Aniceto le vendió un solar enfrente de la casa de Bravonel y en el precio del lote, iba incluida una burra recién parida y su crío, un vago Borriquito que de todo ruido salía disparado y reparando. Uno de tantos días, salió la madre de Bravonel y sobre la burra del tío Agustín, echó gran parte de la ropa para lavar y echaron a andar hacia el río, doña Pachita, Agustín, Bravonel y Chavo; su hermano menor, por el camino el burrito siempre adelante deteniéndose a veces para comer un buen retoño de guaje o güinoles, luego corría, reparaba jugueteando y seguía su camino, y así llegaron a su destino, doña Pachita empezó a lavar, el tío Agustín amarró la burra y fué y cortó un buen manojo de quelites y se los echó a los animales. A mediodía, la hora de los tacos calentados en las brazas, el tío Agustín había agregado unos elotes asados al menú, la plática de sobremesa que versó sobre las añoranzas de doña Pachita ausente de la tierra que la vió nacer pero que el tío Agustín la traía con nuevas historias y nuevos personajes además de los comúnmente conocidos, llegó la hora de recoger la ropa seca, una parte fué a la tina que llevaría la mamá de Bravonel en la cabeza y otra parte al lomo de la burra, fué al tío Agustín a quién se le ocurrió la idea y con la sábana más grande lió a Bravonel y su hermano y los montó sobre la noble burra, subieron el camino entre paredones, el borrico como siempre adelante husmeando, comiendo retoños y en una de tantas, entre la zarzalera del breño, se oyó un ruido, no se supo si fué una iguana que por ese tiempo abundaban en los sauces, las jaras y los guamuchiles, algunas de ellas hacían grandes agujeros en los paredones para anidar, total que al oír el ruido, el borrico pegó un reparo y salió disparado y la burra asustada también, detrás de él sin importarle la suerte de los dos pasajeros que pálidos del susto quedaron colgados cada uno a los lados del lomo del aterrorizado animal que solo le importaba lo que le pasaba a su crío, varios metros corrió el borrico y luego regresó sus pasos hacia la autora de sus días como diciendo: «estoy bien mamá, sólo fué un susto», la burra lamía a su hijo mientras el tío Agustín riendo a carcajadas desataba a Bravonel y su hermano que lloraban también del susto. El camino a casa fué a pie como siempre pero más seguro, ha pasado mucho tiempo y Bravonel no se ha atrevido jamás a treparse a un caballo o algo que se le parezca, y aunque sus padres eran de Jalisco y de allá son los charros, Bravonel es de Nayarit y obviamente jamás ha deseado ser un charro, es preferible andar por su propio pie, además pobres animalitos que pecado andar sobre ellos, a lo más que ha montado es una bicicleta y varias veces probó la tierra y estuvo a punto de partirse la cara. En la actualidad no creo que la gente siga lavando en el río, ya el pueblo tiene agua potable, luz y hasta calles adoquinadas con bellas luminarias, el río sigue teniendo esos bajaderos y la gente sigue reuniéndose todavía sobre todo en cuaresma y tiempo de calores para disfrutar de un día de campo y sano esparcimiento. Bravonel recorrió el camino hace unos tres años, lo hizo en bicicleta y aunque disfrutó del recorrido muchos de los atractivos que vieron sus infantes ojos, ya no están, se fueron transformando con el tiempo pero seguramente que para las nuevas generaciones de niños existe esa magia y mañana quizás, la recordarán también de la misma manera que Bravonel. © Bravonel 07/mar/2021

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