DEL EDITOR: LA MUERTE DE UN LUCHADOR SOCIAL

      Dicen que genio y figura, hasta la sepultura, y quienes conocimos en vida a José Cárdenas Castellano, a quien apodaban en su natal Ruiz y la región de la costa norte como “El Retallado”, lo podemos avalar, ya que este personaje se destacó en su larga existencia como un luchador social nato, el que no necesito nada para andar promoviendo, de manera permanente, el ansiado cambio de gobierno en México.

A nivel estatal, se conoció a José Cárdenas como “El Señor de la Carretilla”, pues a falta de vehículo motriz para andar perifoneando y lanzando consignas en contra de los malos funcionarios de los gobiernos estatal y municipal en Nayarit, montaba batería, aparato de sonido y micrófono en una carretilla, con la que llegaba a lanzar arengas a la población, lo que le costó, en una ocasión y hace apenas unos cuantos años, que fuera reprimido violentamente por el ex Fiscal, narcotraficante y peligroso delincuente Edgar Veytia “El Diablo”.

A “El Retallado” lo conocí personalmente hace 40 años, cuando llegó a la imprenta donde hemos editado siempre este DIARIO, para pedirnos que le imprimiéramos un libro biográfico sobre su papá, a lo que accedimos de buena gana y nos sorprendió que dentro de su humildad y aparente falta de escolaridad, supiera expresarse bien a través de la escritura, por lo que trascribimos su trabajo tal y como nos lo mostró.

Por azares del destino, José Cárdenas llegó a tener la representación de regidor en el ayuntamiento de su pueblo, Ruiz, esto hace casi 20 años, y de ahí comenzó una cerrada lucha en contra del sistema de gobierno, habiendo apoyado al ingeniero Ramón López Tirado, con el que pretendió tomar el palacio de gobierno, en Tepic, en claro rechazo por la imposición como gobernador del estado de Rigoberto Ochoa Zaragoza, yendo también en apoyo del ex alcalde de la capital, Justino Ávila Arce.

“El Retallado” fue ferviente admirador y correligionario de Alejandro Gascón Mercado, y participó en las campañas de los citados políticos sin recibir un solo peso, lo que hizo también con el actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, llegando a repartir, personalmente, miles de volantes que él mismo elaboraba, yendo a todos los municipios del Nayarit en una silla de ruedas, pues por su avanzada edad, ya no pudo cargar la carretilla que lo identificaba con la gente.

José Cárdenas sobrevivía a duras penas con la pensión de adulto mayor que recibía del gobierno y a pesar de sus 80 y tantas años de edad, andaba promoviendo el voto a favor de López Obrador a través de volantes que mandaba hacer y pedía a la gente que si les interesaba, hicieran duplicados para que el mensaje llegara a todos los ciudadanos nayaritas, habiendo escrito en relación al proceso electoral del 2018, lo siguiente:

“Recuerdo de la campaña del 2018”.

“Este milagro comenzó a gestarse desde la matanza del 68 de estudiantes, los desaparecidos de Ayotzinapa, el fraude del 88, del 2006, del 2012, miles de muertos y desaparecidos, injusticias, robos, imposiciones, burlas, traiciones a la Patria y un sinfín de motivos que cansó al pueblo de México, y el 1 de julio pasado salió a decir “Ya basta”, al parecer estaba sucediendo un milagro, tumbando a un corrupto gobierno arraigado por 80 años sin tirar un solo balazo, pero no, la cuota ya estaba pagada con tanta sangre derramada en años, ahora diremos a todos los compañeros caídos, descansen en paz, están vengados, no más injustica en México. También en hora buena a los que en vida nos movimos, promotores del voto, cuidadores de casillas, etc., sobre todo más de 30 millones de mexicanos que fueron a votar, que descanse en paz este podrido sistema, este librito da fe de un solo mexicano que con más de 80 años y todo chueco en una silla de ruedas a veces, hizo lo que pudo por su México y por compañeros caídos, misión cumplida descansen en paz. Ahora los priistas se revuelcan como gusanos, ahora les toca la roque señal, van al basurero”.

Y con esta misión realizada a plenitud, “El Retallado” murió y fue sepultado en el panteón de Ruiz, sin más reconocimiento que la de su familia.

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