DEL EDITOR: UNA MEJOR SOCIEDAD

arturo-1      En días pasados tuvimos la oportunidad de dialogar en Tuxpan con un buen ciudadano; persona humilde que pese a ello, ha destacado por su forma honesta de vivir por muchas décadas, ya que a sus 87 años de existencia, siempre ha buscado la manera de servir a los demás sin esperar jamás nada a cambio.

Este personaje que muchos tuxpeños de hoy recuerdan manejando un auto en el cual anunciaba las películas que se exhibían en los cines locales, tiene por nombre Roberto Serrano Carrera, el que manifiesta que allá en su lejana juventud, luego de trabajar en un negocio familiar, iba a practicar box con los amigos, aficionándose a la lucha libre y al fútbol, deporte en el que se desempeñaba como portero.

Lo que destaca de este personaje, es que como la mayoría de los jóvenes de la época, nunca tuvieron contacto con las drogas y aunque acostumbraban tomar una que otra cerveza fría, típico en los tuxpeños de todas las épocas, jamás llegaron al alcoholismo.

“Eran tiempos muy diferentes, en los que se respetaba la ley y por lo mismo, la mayoría de las familias de estos pueblos acataban las disposiciones de la autoridad, la que advertía de sanciones para quienes no respetaran el reglamento de policía y buen gobierno”, nos recuerda Roberto Serrano.

Quienes también somos ya adultos mayores y recibimos los beneficios del programa “70 y Más”, también fuimos testigos de la nobleza y buen comportamiento de la población nayarita en la década de los años 60’s en delante, hasta arribar al nuevo milenio, tiempo en que nuestro país entró de lleno a una espiral de decadencia, crisis, violencia, criminalidad, vicio y corrupción de parte de los malos gobernantes.

Modestamente, en este mismo medio de comunicación hoy menospreciado por engreído cibernautas, criticamos y advertimos que la declaración de guerra por parte del nefasto presidente Felipe Calderón Hinojosa, nos llevaría a los mexicanos a vivir épocas llenas de sangre, pues entendimos siempre que una guerra se hace con armas y llevando muerte a los adversarios y en este caso, los contrarios eran también familias mexicanas.

En unos cuantos años se perdió la inocencia entre los pobladores de nuestros pueblos y ya no hubo gente como Roberto Serrano, el que salía a las calles de su pueblo a servir a la sociedad, a sus semejantes, pues ahora todo es gandallismo, mal ejemplo impuesto hasta por humildes regidores que buscan la manera de robarse el dinero público en complicidad con el alcalde en turno.

Finalmente, hasta en los pueblos más humildes y provincianos de México habíamos perdido la inocencia, entrando de golpe a una era de terribles desgracias, sobre todo para la población más humilde, pues la corrupción y el vicio, trajo consigo muerte y corrupción, al grado que las nueves generaciones, sobre todo del año 2,000 a la fecha, conocieron solamente violencia, derramamiento de sangre y los ídolos populares que tenían ya no eran deportistas, artistas o gente destacada en otras actividades, como el estudio o la ciencia, si no personajes ligados a actividades delictivas, sobre todo narcotráfico.

En las últimas dos décadas, la maldad ha reinado en nuestra sociedad y por lo mismo ya no vemos que surjan jóvenes sanos, a los que divierta el deporte, la música y la pacífica convivencia, llegando al extremo con el arribo de los peores presidentes que haya tenido nuestro país, pues desde Carlos Salinas de Gortari a la fecha, hemos visto cómo se saquea la riqueza nacional y se entrega el país al capital extranjero y como son los poderosos capitalistas quienes dominan, poco les importa la suerte y el destino de las familias pobres.

Ha sido hasta este domingo 1 de julio el despertar de la mayoría de los mexicanos, los que a través de la jornada electoral efectuada ese día mostraron su hartazgo y pidieron se lleve a cabo un radical cambio de gobierno que regrese la tranquilidad y sencillez de aquella bella época, la que ahora solo conocemos a través del recuerdo de los viejos, lo que nos hace recordar que son cientos de miles las víctimas mortales de la violencia de un solo sexenio.

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