DEL EDITOR: CELEBRACIÓN DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

 

arturo     Este 3 de Mayo, se celebró en todo el mundo la Libertad de Expresión y por lo mismo, se reconoció a los máximos exponentes de este derecho de todo ser humano, a los periodistas, gremio al que ingresé casi sin percatarme y más por necesidad que por convicción.

Y es que alrededor de 1962, con 14 años de edad, mi madre, Ramona Mejía de Flores, me llevó a base de cintarazos a la imprenta de su compadre Salvador Romero, a quien le había contado que el cuarto de sus hijos no quería estudiar, por lo que lo tuvo en un colegio particular del que no salía en todo el día, pero que al terminar la primaria ya no quiso seguir la secundaria, por lo que le pidió le enseñara las artes gráficas o tipografía, a lo que accedió este personaje tuxpense de la década de los años 60’s.

Teniendo de guardián permanente en la puerta de la imprenta a mi madre, me enseñé a trabajar la imprenta, ganando al poco tiempo buenos centavos como tipógrafo pero a los pocos meses me habló Don Salvador Chávez Mena, a quien la gente del pueblo de Tuxpan conocía como “El Bañado”, quien sacaba un periódico tamaño tabloide que se llamó “El Turista”, pidiéndome que “parara” las notas con letras móviles en componedor, formara el periódico y se lo imprimiera.

Este personaje era semi analfabeta, ya que su profesión era el de peluquero, pero le gustaba el periodismo y se lanzó al ruedo como muchos otras gentes de la época, solo por amor al arte.

Fue ahí, a los 15 años de edad, cuando entré en curiosidad con el arte de comunicarnos de manera escrita públicamente, por lo que a los pocos meses y acompañado del teniendo Antonio Navarro y el profesor César Ramos, quien había sido mi maestro de segundo año en la escuela “Morelos”, de donde me expulsaron, comenzamos a editar el semanario “El Debate de Ruiz”, en el que tuvimos como compañero en esta rielera ciudad a Don Antonio Martínez, ferrocarrilero inquieto también por el periodismo.

En pocos años recorrí las imprentas de mi natal Tuxpan, adquiriendo conocimientos de mis patrones, a los que por fuerza leía porque trascribía sus notas del papel a tipo movible, como fue Don Juan Galavíz Fernández, editor de “El Baluarte de Tuxpan”, Don Teodoro Araiza Barrón, fundador de “El Heraldo de Tuxpan”, y a Francisco González Patrón, de “El Independiente”, a quien por faltarle una extremidad la gente del lugar conocía como “El Medio Pollo”.

En esa época me iba a Santiago donde trabajé en la imprenta de los hermanos Sánchez, saliendo expulsado por mi inquietud, solo que me refugié con Don Manuel Narváez Avalos, quien tenía el periódico “La Vanguardia”.

Sin cumplir los 20 años de edad, me fui a Tepic, entrando a trabajar a una imprenta propiedad de Marcelo Verduzco Corona, quien sacaba a la luz el periódico “Exacto”, ayudando a sacar otro periódico a Cecilio “Chilo” Cervantes Testa, y posteriormente entré a laborar a un periódico que se fundara allá por 1972, el famoso “Diario del Pacífico”.

Los muchos años en los talleres tipográficos, fue la escuela donde me preparé para llevar a cabo un ambicioso plan familiar: Fundar nuestro propio medio de información pero en la costa norte de Nayarit, lo que se pudo hacer una vez que entré a trabajar con el hoy decano del periodismo, Brigido Ramírez Guillén.

En 1975 y con el ideal socialista adquirido también en este medio, tuvimos presencia en la campaña política de Alejandro Gascón Mercado, decidiendo iniciar el proyecto de un periódico propio ese año, para lo cual llevamos maquinaria a la ciudad de Ruiz, ya que teníamos la intención de hacer llegar el naciente “Correo del Pacífico”, a toda la región de la costa Norte.

En esta aventura que dura ya 43 años, siempre estuvimos apoyados por nuestra madre, Ramona Mejía Tapia, quien junto con su esposo Gabriel Flores “El Gabacho”, creyó en un joven e inquieto hijo, cuyo destino selló al llevar a base de cintarazos, a enseñarse a trabajar la imprenta, pues al parecer no iba a servir para nada y en algo tenía que ocuparse para ganarse la vida.

¡Bendita seas madre!, me diste el mejor de los regalos, la libertad de hacer llegar mi pensamiento a miles de personas.

 

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